Viaje a Campeche: ruta por uno de los tesoros escondidos de México

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En España llamamos «campechano» a toda aquella persona que es cordial en el trato, simpática. Pero ¿sabías que el término viene de la forma de ser de los naturales de un remoto lugar de México que se llama Campeche? Te invitamos a descubrir una de las ciudades más bonitas al otro lado del Atlántico.

Descubre Campeche, el tesoro escondido de México

Cristina Peri Rossi, poeta uruguaya, escribía que «partir es siempre partirse en dos»; esa es la sensación que se queda en el cuerpo cuando uno se despide de Campeche. Es una tierra que acoge, un lugar mágico, lleno de alegría, tradiciones, leyendas, color, pero sobre todo, mucha historia. Basta con visitarla un par de días para no querer abandonarla. Te contamos el porqué.

El encuentro de dos mundos

El nombre de Campeche es de origen maya. Puede venir del vocablo «Ah Kin Pech» o «Kan Pech» y significaría «lugar de serpientes y garrapatas». Campeche, localizado en la Península de Yucatán, forma parte del legendario Mayab. Según la mitología maya, el dios Itzamná decidió crear una tierra tan hermosa que todo aquel que la conociera quisiera quedarse a vivir en ella. Aquí los mayas fundaron ciudades, edificaron templos y vivieron una época de esplendor hasta que la fatal profecía que anunciaba la llegada de hombres venidos de muy lejos, se cumplió en 1517. Ese fue el año en el que el andaluz Francisco Hernández de Córdoba llegó a Campeche y, aunque los mayas pusieron resistencia, terminaron por ser conquistados definitivamente por Francisco de Montejo, «El Mozo», que fundó la villa de San Francisco de Campeche el 4 de octubre de 1540.

Como prueba de la grandeza maya, están las maravillosas ruinas arqueológicas que se encuentran desperdigadas a lo largo de los 57,924 kilómetros cuadrados que tiene Campeche de extensión. El más famoso de estos yacimientos arqueológicos es Calakmul, formado por un conjunto de más de 6.000 estructuras. Calakmul, en medio de la selva y al sur de Campeche, es capaz de quitarle el aliento a cualquiera. Por su majestuosidad fue nombrado Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Unesco, en 2014. Otra de las ruinas mayas que te invitamos a visitar es Edzná o «Casa de los gestos». Es posible subir a lo alto de una de sus pirámides, aplaudir y escuchar una réplica en el edificio de enfrente.

Campeche, la novia de los mares

Campeche, la novia de los mares

En el malecón de Campeche hay una escultura muy concurrida, «la novia del mar». Muchacha que, según una leyenda de la tierra, se quedó esperando a su amado que nunca volvió. A Campeche se le conoce como «la novia de los mares» y se remonta a la época colonial, cuando los piratas y corsarios, ingleses, holandeses y flamencos, enemigos de la Corona española, saqueaban esta vasta tierra, rica en «palo de tinte» o «palo de Campeche» un tinte codiciado por los europeos.

Como defensa al ataque de los sanguinarios piratas y corsarios, la ciudad fue fortificada dentro de una muralla hexagonal, custodiada por enormes puertas: la de tierra y la de mar (que aún al día de hoy se encuentran en pie y pueden ser visitadas) y las puertas de Guadalupe y San Román. Además de estas puertas, la ciudad estaba bien defendida por baterías, fuertes y 8 baluartes: Santiago, llamado así en honor a la ciudad de Santiago de Compostela; San Francisco, La Soledad, Santa Rosa, San Carlos, San Juan, San Pedro y San José, algunos de los cuales hacen la función de museos que albergan tesoros de la cultura maya o importantes vestigios coloniales.

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Los barrios de Campeche

En Campeche, además de en las ruinas mayas, puedes perderte entre sus coloridas calles custodiadas, en algunos tramos, por murallas llenas de siglos de historia. Puedes visitar el mercado de la ciudad y su gran oferta gastronómica y perderte en el parque de la Alameda con un puente custodiado por dos mastines, protagonistas de otra de las leyendas de estas tierras. También puedes visitar la iglesia de Guadalupe, uno de los pocos santuarios dedicados a la patrona de México y que, cada 12 de diciembre, es visitado por una multitud de peregrinos que viajan para demostrar su devoción a la Virgen morena.

El barrio de San Román, se llena de fiesta en el mes de septiembre, cuando los «sanromaneros» y campechanos de corazón, veneran a un Cristo Negro que se llama San Román. La talla del Cristo, traído por barco desde Civitavecchia, Italia, es de color azabache, se cree que por las velas que los fieles encendieron (y siguen encendiendo) durante muchos años a su alrededor. Y es protagonista de una gran feria en la que los campechanos derrochan alegría.

Otro de los barrios por los que puedes perderte es el de San Francisco. Aquí se celebró la primera misa católica hace más de 400 años. Sus estrechas calles están llenas de un sinfín de leyendas como la de «la Taberna del negro». Según dice la tradición, esta taberna era frecuentada por piratas y aquí surgió la famosa bebida que conocemos como cocktail.

Las torres de Catedral

Pero lo que más gusta es sentarse en la Plaza de la Independencia o parque principal, repleto de gente, de vendedores de algodón de azúcar, «boleros» que lustran los zapatos y palomas que esperan ansiosas alguna miga de pan. En este parque se puede contemplar la majestuosidad de la Catedral de la ciudad, con sus dos torres apuntando hacia el cielo. A la izquierda, «La Española», en recuerdo de los conquistadores que llegaron por el mar y, a la derecha, «La Campechana», en honor de los pueblos mayas que habitaban estas tierras.

Las calles del centro histórico son de las más bonitas para admirar. En la calle 59, completamente peatonal, puedes sentarte en alguna terraza a tomar un agua de chaya, una bebida con grandes propiedades vitamínicas y que, sin duda, te aliviará de las altas temperaturas de esta tierra. Esta calle, custodiada por un lado por la Puerta de Tierra y por el otro, por la Puerta de Mar, alberga la casa del Teniente del Rey (que puedes visitar), un lugar que encierra una terrorífica leyenda o la casa San Pablo, una preciosa vivienda colonial restaurada en los 90 y que alberga multitud de actos culturales.

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En la calle 57 puedes detenerte en el edificio Cuauhtémoc, otra construcción llena de historia (también tiene una leyenda propia) donde venden unos deliciosos sándwiches de pollo, «charritos» (una suerte de fritura tradicional del sur de México y que hace agua el paladar) y el famosísimo té Reca, una bebida muy tradicional de Campeche. También puedes encontrar, a unos cuantos pasos y frente a la Plaza Principal, la Casa 6, un museo que muestra cómo era la vida del Campeche del siglo XIX

Edificio Cuauhtémoc, Campeche

Otros lugares imperdibles en Campeche son la iglesia y convento de San Francisquito, el antiguo templo de San José, donde hay exposiciones de arte temporales; el jardín botánico Xmuch’haltun; Tukulná, casa de artesanías campechanas y, por supuesto, el malecón de la ciudad donde te garantizamos que contemplarás una puesta de sol como ninguna otra.

Pámpano fresco

Lo que más se añora de Campeche desde la distancia, es su gastronomía. El plato típico campechano es el pan de cazón (un tiburón pequeño) y estamos seguros que te enamorará. También te animamos a probar la cochinita, en tacos o en bocata y que te dejará con ganas de más. El pámpano es un pescado tradicional de la región y se come frito, aderezado con sal y limón.

Si estás en Campeche y no sabes a dónde ir a cenar, tira por los «antojitos» típicos de la región. Puedes ir a los soportales de San Martín o a los de San Francisco (nos quedamos con los primeros). Prueba los panuchos de pavo (una tortilla típica mexicana cubierta de alubias fritas, pavo y cebolla, para chuparse los dedos). También te invitamos a probar los tamales (hechos con masa de maíz, rellenos de carne y envueltos en hojas de plátano) y cualquier platillo de jamón «claveteado» (una especie de jamón ahumado con vino)

Paraíso tropical

Si vas con tiempo a Campeche, te recomendamos visitar alguno de los municipios que lo rodean y en los que puedes hacer turismo de aventura. En Campeche se puede practicar casi cualquier deporte: kayak en el manglar de la ciudad o nadar en cenotes (depósitos de agua subterránea) También puedes hacer espeleología en las grutas de Xtacumbilxunaán y surf en las playas vírgenes de Sabancuy.

Playa de Sabancuy en Campeche

No es necesario ir a Cancún, siempre tan lleno de turistas, ve a Sabancuy, encontrarás playas todavía más bonitas, con arena blanca y aguas cristalinas. Ahí, atravesando un puente, podrás encontrar un agradable pueblecito donde los niños de principios del siglo XX creían se aparecía la Xtabay, una enigmática mujer que seducía a los hombres.

Faltan palabras para describir a Campeche, que te deja con el corazón encogido cuando te despides de ella. De sus playas, sus murallas, sus calles, ¡su comida! Lo mejor es que te acerques a disfrutar esta joya de los mares cuando tengas una oportunidad y, quién sabe, quizá encuentres en tu recorrido a algún protagonista de las leyendas tradicionales de esta bella tierra.

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