Si viajas por el mundo y eres un apasionado de visitar antiguos monumentos, te habrás encontrado con múltiples tumbas, cementerios, templos y representaciones de la muerte y el más allá. Pero, ¿conoces su significado? Hoy te invitamos a hacer un recorrido por los distintos inframundos en cada cultura y el significado que tenía este para los pueblos.
Conoce los distintos inframundos en cada cultura
La muerte es algo que siempre ha preocupado al hombre. En las antiguas culturas de la humanidad se establecían infinidad de rituales para ayudar al alma del difunto a realizarse plenamente en eso que denominaban Más Allá. Testigos de esas creencias, ritos, costumbres y tradiciones son, por ejemplo, las pirámides de Egipto o las construcciones megalíticas. Pero, ¿Por qué se erigieron estos lugares?
Estas construcciones sirvieron como cementerio, pero no se limitaban a albergar los cadáveres de los difuntos, sino como sitio para honrarlos o recordarlos, según la tradición de cada pueblo. Pero, hagamos un repaso por los distintos inframundos en cada cultura, que es el lugar a donde se cree van las almas. El inframundo, como un lugar al que van las almas de los muertos, es meramente mitológico y no tiene una localización en concreto, ni tiene un sentido científico ni hay evidencia alguna de su existencia. Además, como ya adelantábamos, cada cultura tenía su propia concepción de inframundo.
El Duat de los egipcios
Sin duda, uno de los pueblos con mayor tradición funeraria es el egipcio. Prueba de esto son las pirámides, templos y recintos funerarios que los egipcios construyeron. Para ellos, había una vida después de la muerte. El lugar al que iban las almas, según la cultura egipcia, era el Duat, llamado también Amenti o Necher-Jertet. Esta suerte de inframundo era el lugar donde se llevaba a cabo el juicio de Osiris, según el Libro de los Muertos.

En el Duat, el espíritu del muerto deambulaba y sorteaba distintos peligros y pruebas, pero también debía atravesar múltiples puertas para cumplir las distintas etapas de su viaje. Al principio, el Duat se llamaba Dat y estaba sobre la Tierra, sin embargo, durante el Imperio Nuevo, las creencias cambiaron. Entonces se tuvo al Duat como inframundo debajo de la Tierra y gobernado por el dios Osiris. Gracias a estas creencias es que los egipcios comenzaron a dividir los días en veinticuatro horas: doce de las cuales eran de sol y otras doce, de oscuridad. La división surgió porque los egipcios creían que el dios Ra surcaba el cielo durante el día, pero, por la noche, viajaba hacia el Duat.
El Tártaro: inframundo compartido por griegos y romanos
Los griegos y romanos guardan muchas similitudes, religiosamente hablando. El término inframundo se cree que fue acuñado por los griegos, pues la primera referencia que encontramos sobre un lugar al que viajaba el alma de los muertos se encuentra en los textos del poeta Homero: La Iliada y La Odisea. Aunque, la palabra, como tal, tiene etimología latina: inframundus o mundo debajo de.
Para los griegos, el Más Allá se dividía en tres partes. Para los héroes, los Campos Elíseos; para los condenados el Tártaro y para los demás espíritus, el reino de Hades. Según la literatura griega, el inframundo era un lugar que se encontraba en los confines de la Tierra: en el fin del mundo. En la cultura griega, el alma del difundo debía atravesar el Río Aqueronte, a bordo de una balsa conducida por el barquero Caronte, al que se le daba una moneda para poder cruzar al otro lado. De ahí la costumbre de colocar una moneda al cuerpo del difunto.

Distintos inframundos en cada cultura: el Valhalla nórdico
Si hay un inframundo del que hemos escuchado hablar bastante ese es el Valhalla. Gracias a la cultura popular y a múltiples series, películas, canciones y óperas, sabemos que el Valhalla existe o que eso creían los nórdicos. Valhalla significa «salón de los caídos» y se trataba de una enorme sala, en Asgard, gobernada por el dios Odín. Según la mitología nórdica, eran las valquirias las que elegían a los muertos en combate y los llevaban cabalgando hasta Valhalla. Ahí, se les curaban de sus heridas de guerra y debían esperar junto con Odín para combatir en el Ragnarök, la batalla del fin del mundo.
Las descripciones detalladas del Vallhalla se encuentran en la Edda Poética, una serie de poemas compilados en el siglo XIII.

El Otro Mundo celta
Para los celtas, el inframundo se llamaba Orbis Alia u Otro Mundo y hacía referencia a un mundo que coeexistía con el de los humanos. En algunos mitos, el Otro Mundo se encuentra más allá del Mar de Occidente, pero, en otros, bajo de los grandes monumentos megalíticos y dólmenes. El Otro Mundo celta se dividía en tres:
- Los sídhe, refugio de las hadas (descendientes de los Tuatha Dé Danann, expulsados por los gaélicos procedentes de España) compuesto por fuentes, ruinas, montículos o lagos. Tradiciones de los sídhe las podemos apreciar hoy en día en Asturias. Aquí se cree que la entrada a este reino se encuentra en el castro de Altamira.
- Las Islas del Paraíso, más allá del océano y separadas del plano terrenal por la novena ola. La tradición de la novena ola la practican en la playa de La Lanzada, en Galicia.
- El Annwn o inframundo galés, perteneciente al mito artúrico.

Mictlán y Xibalbá para los mexicanos
Muy lejos de Egipto, Grecia y Roma, los antiguos mexicas o aztecas y los mayas, establecían sus propios ritos y costumbres. Dentro de los distintos inframundos en cada cultura encontramos el Mictlán de los mexicas y el Xibalbá de los mayas. El primero dividía el universo en parcelas o regiones creadas por los dioses Xipetótec, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Estos dioses habían creado, además, dos universos: uno horizontal y otro vertical; a este último pertenecían el supramundo, el mundo y el inframundo, formando una especie de cubo y delimitados por cuatro enormes árboles.
El inframundo, llamado Mictlán, estaba dividido por nueve regiones o infiernos, al que solo iban los que morían de muerte natural. En este inframundo, las almas debían enfrentarse a una serie de pruebas y obstáculos llenos de tormentos con el fin de liberar su alma.
Del Xibalbá de los mayas tenemos noticias gracias al Popol Vuh, un libro descubierto durante la conquista de México. El Xibalbá estaba regido por la enfermedad y la muerte y se creía que su entrada estaba en Guatemala. Para llegar al Xibalbá habría que descender unas escaleras muy inclinadas que llevan a un río que recorre múltiples barrancos espinosos hasta encontrarse con cuatro caminos: rojo, blanco, amarillo y negro. El camino negro es el que conduciría a Xibalbá. Por supuesto, para llegar al Xibalbá había que atravesar seis casas o puertas llenas de horrores.

Summerland, el inframundo pagano moderno
¿Te has preguntado alguna vez en qué creen los paganos? Existe un inframundo para ellos, el Summerland. Esta es una conceptualización de vida futura, de un más allá utilizado por ciertas culturas paganas como los wicca y teósofos. El término fue acuñado por el escritor americano Andrew Jackson en el libro La Gran Armonía, inspirado a su vez, en un místico cristiano.
Summerland es un lugar más espiritual que terrenal, pues se trataría de un logro espiritual, el nivel más alto al que podemos aspirar entrar, después de la muerte. Summerland se describe como un lugar lleno de paz y belleza (todo lo contrario a los distintos inframundos en cada cultura que hemos descrito anteriormente donde todo es destrucción).
Summerland tiene la característica de que todas las almas van aquí, sin importar si han sido buenos o malos, es una versión del utópico (y literario) Shangri-La. En Summerland las almas pueden reunirse con sus seres queridos y también mirar a quienes dejaron en la Tierra.