Burgos. La ciudad del Cid, centro de Castilla, y eje del Camino de Santiago. Visitar Burgos es pasear por una ciudad de elegantes calles, paseos y amplias zonas verdes; es dejarse seducir por su imponente catedral gótica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; viajar a un pasado remoto, a los primeros humanos, y conocer su cultura (gastronomía incluida). Os invitamos a descubrir qué ver y qué hacer en la ciudad monumental de Burgos.
Los lugares que tienes que visitar de Burgos son los imprescindibles. Si quieres saber qué ver en Burgos en un día, fíjate solo en los cuatro primeros puntos; si tienes un fin de semana completo para dedicar, haz la ruta completa. Todos ellos son los lugares imprescindibles que tienes que conocer en Burgos.

Los 10 lugares que tienes que visitar en Burgos
Si te preguntas qué época es mejor para viajar a Burgos, la respuesta es: ¡Cualquiera! Sí que tienes que contar con un clima muy frío en invierno (suele nevar, lo que da una nueva dimensión a la ciudad del Arlanzón). Si eres muy friolero o no te gusta viajar con frío, aprovecha la primavera y el otoño para conocerla.
La Catedral de Burgos, Patrimonio de la Humanidad
Su cuerpo esbelto es uno de los monumentos que reciben al viajero cuando llega a la ciudad. La polución la cubrió de gris si bien una limpieza reciente le ha devuelto su antiguo esplendor. La catedral de Burgos, junto con la de León, es uno de los máximos exponentes del gótico europeo. Tal es su valor que fue uno de los primeros monumentos españoles declarados Patrimonio de la Humanidad.
Su exterior, sobrio, cuenta con una fachada principal muy austera que da a la Plaza de Santa María. La Puerta del Perdón se ubica en el centro del primer cuerpo; el rosetón gótico con la estrella de David se ubica en el segundo cuerpo. El tercero está dominado por la Galería de los Reyes, un conjunto que muestra a los primeros reyes de Castilla. Más llamativa es la Portada del Sarmental, poblado de elementos góticos, o la Puerta de los Apóstoles.
En el interior, además del famoso papamoscas (una especie de reloj de cuco que suena a las horas en punto), llaman la atención la escalera dorada, la capilla de los Condestables de Castilla, y el cimborrio, de estilo renacentistas, que guarda a sus pies los sepulcros de El Cid Campeador y su esposa Doña Jimena.
El monasterio de las Huelgas Reales
Burgos fue, durante muchos años, sede de las Cortes de Castilla en numerosas ocasiones, y una de las ciudades principales del Reino. El monasterio fue construido y financiado por los reyes Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet (hija de Leonor de Aquitania y hermana de Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra). Fue panteón real y hogar de retiro de reinas y nobles en la Edad Media.

El conjunto monumental consta de la Iglesia, el área de clausura y el monasterio. Su estilo es románico, pero presenta fuertes influencias mudéjares (en la época de su construcción, Castilla ganó la batalla de las Navas de Tolosa). Además de los panteones reales, casi todos de mármol blanco, destaca el Museo de Ricas Telas, uno de los más interesante por el estado de conservación de las vestimentas del medievo. Es recomendable contratar la visita guiada, ya que te explican de una forma muy amena curiosidades, anécdotas y el valor arquitectónico del conjunto.
Paseo por el Espolón
El paseo del Espolón es el área ajardinada más popular de la ciudad de Burgos. Se remonta a los grandes jardines españoles del siglo XIX y conecta dos de los puntos neurálgicos de Burgos: el Arco de Santa María y el Teatro Principal. En el extremo más próximo al Teatro Principal de Burgos, se encuentra la figura del Cid y el Puente de San Pablo.
Puerta (y arco) de Santa María

El Arco de Santa María es uno de los monumentos más emblemáticos de Burgos. Originalmente fue una de las 12 puertas por las que se podía acceder a la ciudad amurallada. La puerta comunica el puente de Santa María con la plaza del Rey San Fernando y la catedral. Construida como arco triunfal, destaca su artesonado. El interior se utiliza como sala de exposiciones (la sala principal) y como museo de reliquias (la sala de Poridad). En esta última se guardan desde un hueso del Cid, hasta la medida original de la vara castellana o el sillón de la Justicia.
El Camino de Santiago a su paso por la ciudad del Cid
Después de Pamplona y Logroño, la siguiente gran ciudad en el Camino de Santiago francés (y original) es Burgos. Además de los motivos habituales (las conchas y carteles en los principales idiomas), este sendero del peregrinaje ha marcado, y mucho, la morfología de la ciudad. Si miras un mapa verás que la ciudad ha crecido en torno al Camino de Santiago.
Castillo y las Murallas de Burgos

El Castillo de Burgos, actualmente casi completamente desaparecido desde que las tropas napoleónicas lo volaran, domina la ciudad de Burgos desde el cerro de San Miguel elevado. Fue erigido durante los primeros siglos de la Reconquista y ha sido prisión de reyes durante las guerras y reclamos fratricidas de los reinos cristianos. También se utilizó como fábrica y almacén de pólvora.
Hoy el espacio está ocupado por un parque muy hermoso y el Centro de Interpretación del Castillo de Burgos.
Por su parte, las murallas de Burgos se cree que son del siglo XIII, tanto como elemento defensivo como de orden público y sanitario. A día de hoy se conservan, junto con el Arco de Santa María, el Arco de San Martín, la puerta de la Judería, el arco de San Gil y el Arco de San Esteban.
Aunque a día de hoy quedan fragmentos de la ciudad por el perímetro antiguo, lo que confiere al centro histórico un cierto solaz.
El Parque Isla
El Parque Isla cuenta con un bello paseo romántico que actúa casi como jardín botánico de la ciudad, y comunica el puente de Malatos con el puente de Castilla desde el margen derecho del río Arlanzón. En su corazón se encuentra la gruta de las sirenas, una cascada artística construida con estalactitas y estalagmitas de Atapuerca con una gruta que sostienen sendas sirenas.
La Cartuja de Miraflores

A tres kilómetros de Burgos, se levanta un conjunto eclesiástico de singular belleza. Se trata de la Cartuja de Miraflores, una de las joyas del arte gótico isabelino. Tanto su interior (especialmente la portada occidental) como el interior (su retablo mayor) son una maravilla para los ojos del viajero.
Si la reina Leonor levantó el Monasterio de las Huelgas Reales, Isabel I hizo lo propio con la Cartuja. Aquí trajo a enterrar a sus padres, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, cuyas sepulturas se encuentran a los pies del retablo mayor.
El Museo de la Evolución Humana (y el ecosistema Atapuerca)

El Museo de la evolución humana (MEH en sus siglas) está situado en el Paseo de la Sierra de Atapuerca, junto al río Arlanzón. Desde su construcción, se ha convertido en un foco continuo de turismo nacional e internacional, y un centro de esparcimiento para los burgaleses.
El conjunto, obra del prestigioso el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, consta de tres edificios: el MEH, el CENIEH o Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y el Palacio de Congresos. A día de hoy, el MEH es uno de los monumentos que más visitas recibe de la Comunidad.
Si vas a ver el MEH, planifica al menos una mañana, ya que su colección y disposición lo hacen ideal para pasar horas y horas en un viaje inmersivo a los orígenes de la Humanidad tal y como la conocemos hoy. El Museo cuenta con diversos espacios museísticos en los que muestra algunos de los restos más antiguos de la Humanidad, todos ellos procedentes del yacimiento de la Sierra de Atapuerca.
Existe la posibilidad de contratar la entrada al MEH en solitario o, por una pequeña diferencia, incluir una visita guiada por Atapuerca. El precio de la combinada es de 12 euros si solo contratas la visita a los yacimientos. Si quieres aprender cómo vivían nuestros ancestros, puedes contratar por 5€ más el acceso al Centro de Arqueología experimental donde, con los restos recuperados, poder aprender cómo hacían cada función en la sociedad.
Gastronomía burgalesa
Más allá de los grandes vinos de la Ribera del Duero en la zona de Aranda, la cocina de Burgos destaca como una de las más variadas y copiosas, donde el queso y la morcilla tienen un gran protagonismo.

La morcilla de Burgos
La auténtica morcilla de Burgos se caracteriza por ser sosa, picajosa y grasosa, según los propios burgaleses. Se puede comer en pintxo, como si fuera chorizo, a la plancha o al horno de piedra. Incluso como parte de un guiso (un cocido, por ejemplo) o en caldo (caldo mondongo).
Queso de Burgos
Sí, el quesco freso de Burgos es famoso en el mundo entero: blando, algo acuoso y de un blanco casi brillante. Se puede tomar en ensalada o como acompañamiento a numerosos platos.
La olla podrida
Este contundente plato se elabora con alubias rojas, chorizo, costillas, tocino y morcilla adobada. Solo apto para estómagos fuertes.