Tristán de Acuña: la isla habitada más alejada de la civilización

Contenido del artículo

Situada en el sur del Océano Atlántico, Tristán de Acuña es un territorio británico de ultramar formado por un archipiélago cuya isla principal no supera los 12 kilómetros de extensión es el lugar poblado más remoto del mundo. La ciudad más cercana es Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, y se encuentra a 2800 kilómetros. El viaje desde allí dura siete días en barco, y viajar por aire no es una opción, ya que no hay aeropuerto en la isla.

¿Te pica la curiosidad por perderte en este insólito y recóndito destino? Piénsatelo dos veces: no hay restaurantes. No hay hoteles. No se aceptan tarjetas de crédito, las playas no son seguras para nadar, cada mes trae entre 17 y 26 días de lluvia… y en el centro de la isla hay un volcán gigante (¡Y activo!). Pero Tristán de Acuña es atractivo porque ofrece algo que ningún otro paraíso desconocido puede: el aislamiento más extremo.

Ubicación de Tristán de Acuña

La interesante historia de Tristán de Acuña

Las islas Tristán de Acuña fueron descubiertas por el almirante portugués Tristao da Cunha (que les dió su nombre) cuando se dirigía hacia el Cabo de Buena Esperanza en 1506. Tristán comenzó a aparecer en los mapas náuticos a partir de 1509 y también en el Mapa Mundial en1541.

El primer desembarco registrado fue el de la tripulación del buque holandés Heemstede en 1643, que reabasteció sus provisiones con agua dulce, pescado, focas y pingüinos. Los holandeses montaron dos expediciones a Tristán entre 1650 y 1669 para explorar si la isla podía convertirse en una base de suministros para los barcos, pero esta idea fue abandonada, probablemente debido a la ausencia de un puerto seguro.

Primer asentamiento

El primer intento de asentamiento en Tristán de Acuña lo hizo el estadounidense Jonathon Lambert, que dirigió un grupo de tres hombres en 1810 para establecer una estación comercial en Tristán. Tomasso Corri (alias Thomas Curry de Livorno en Italia) fue el único sobreviviente de esta incipiente comunidad.

Sin embargo, fueron los militares británicos quienes aseguraron el futuro político de Tristán da Cunha, cuando el 14 de agosto de 1816 una guarnición a bordo del HMS Falmouth tomó posesión de la isla en nombre del Rey Jorge III. La base, conocida como Fort Malcolm, se estableció para asegurar la isla cuando se temía que los franceses pudieran utilizarla para llegar a la isla vecina (en realidad, está a más de 2700 km) de Santa Elena, donde estaba encarcelado Napoleón tras su derrota en la batalla de Waterloo y rescatarlo desde allí.

Los «padres fundadores» de Tristán de Acuña

Evidentemente, el presunto intento de rescate nunca se produjo y en 1817 la base se cerró, pero un pequeño grupo de militares dirigido por el escocés William Glass (con su esposa sudafricana María y sus dos hijos) Samuel Burnell y John Nankivel, decidió quedarse en Tristán y firmaron un acuerdo voluntario de vida en común que establecía que nadie era superior a otros, que la tierra se dividiría a partes iguales y que todos contribuirían a la vida en la isla y se repartirían equitativamente los beneficios.

Quizá te interese leer:  Evita el miedo a viajar en solitario con estos consejos

En 1826 llegó el marinero británico Thomas Swain y la población aumentó, pero como sólo William Glass tenía esposa y familia, se encargó un mercante que solía vadear en la isla que tratara de traer mujeres desde Santa Elena. Sorprendentemente, Amm regresó en 1827 con cinco voluntarias (a cambio de recibir un saco de patatas cada una, según cuenta la leyenda), y en 1832 Tristán de Acuña ya tenía una población de 34 personas con 6 parejas y 22 niños.

El holandés Pieter Groen, el último colono

Pieter Groen (que pasó a ser conocido como Peter Green a su llegada) de Katwijk en Holanda naufragó en el barco Emily en 1836 y se casó con una muchacha de la isla, trayendo sangre nueva a la creciente comunidad.

Tristán de Acuña en la actualidad

En la actualidad, todos los habitantes de Tristán de Acuña (269 en el último censo) descienden de estas 7 familias originarias y llevan alguno de sus apellidos. Las 70 familias que pueblan la isla viven en el único asentamiento de que existe, llamado Edimburgo de los Siete Mares y establecido a principios del siglo XIX en la costa norte.

Edimburgo de los 7 mares

La erupción volcánica de 1961… Y la evacuación a Inglaterra

La vida en la isla invita a una existencia pacífica, con pocas ansiedades, a menos que el volcán entre en erupción. Tal fue el caso en 1961, cuando los terremotos, los deslizamientos de tierra y una erupción de uno de los respiraderos del norte enviaron a toda la población a huir a Inglaterra. Hartos de las calles transitadas de Inglaterra y de los inviernos salvajes, la mayoría regresó dos años después después de obtener el visto bueno de los geólogos que habían visitado la isla después de la erupción.

Quizá te interese leer:  Los distintos inframundos en cada cultura del mundo

Ahora que el volcán se ha calmado, la vida en Tristán da Cunha es un ejercicio de paciencia y planificación. Hay una tienda de comestibles, pero los pedidos deben hacerse con meses de antelación para que los productos puedan ser cargados en los buques pesqueros programados y entregados. El mal tiempo puede causar retrasos al hacer imposible el desembarco en la isla. Un hospital equipado con máquinas de rayos X, una sala de partos, un quirófano, una sala de emergencias e instalaciones de tratamiento dental se ocupa de la mayoría de los problemas de salud, pero los pacientes que requieren un tratamiento más especializado deben ser evacuados a Sudáfrica o al Reino Unido.

¿Se puede viajar a Tristán de Acuña? Sí… si te dejan

Citando la web oficial de Tristán de Acuña, no existen paquetes turísticos para viajeros independientes, ni hoteles, ni aeropuerto, ni agencias de viajes, ni clubes nocturnos, ni restaurantes, ni deportes acuáticos en esta isla.

Todos los visitantes deben solicitar una autorización para poder visitar la isla con antelación a través del Consejo Insular, y también deben obtener un certificado de la policía de que no tienen antecedentes penales.

En cuanto a la forma de llegar en caso de que te den permiso, hay alrededor de 10 salidas en barco al año desde Ciudad del Cabo, Sudáfrica y Namibia, cada una de las cuales tarda de cinco a seis días en llegar a las islas; el viaje de ida y vuelta cuesta entre 800 y 1.500 dólares. En el sitio web se puede encontrar una lista de los barcos disponibles..

Deja un comentario

¡Suscríbete y recibe nuestros últimos artículos directamente en tu correo!