El bosque pintado de Oma, también llamado el Bosque Encantado, es una obra de Agustín Ibarrola, pintor y escultor, que ha transformado un paraje natural en un espacio singular en la localidad de Kortezubi.
Si quieres admirar una obra de arte en mitad de la naturaleza, disfrutar de unos días de ocio tranquilo y deleitarte con la gastronomía de Vizcaya, no dudes en visitarlo en tus próximas vacaciones. Eso sí, tendrás que esperar a que encuentren otro lugar para reubicarlo, ya que esta zona ha sido cerrada por una enfermedad que ha atacado a la mayoría de los pinos que se encuentran en este paraje.
El bosque pintado de Oma: una obra de arte dentro de la naturaleza
En medio de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, se esconde el bosque pintado de Oma, una propuesta que aúna arte, naturaleza y conexión con los intereses artísticos de nuestros antepasados más lejanos.
El bosque pintado de Oma es en lugar donde el artista Agustín Ibarrola creó la materia prima, los soportes y los marcos de una de sus obras más conocidas. Sin duda, es una visita singular a un museo al aire libre que recorre los senderos llenos de helechos y pinos con troncos transformados por las manos del artista, quien ha jugado con la profundidad y los puntos de vista, con la intención de que cada pintura se vea de forma diferente en función del punto donde se visualice.

De esta obra surgen composiciones abstractas y atractivas que guardan relación con las pinturas neolíticas de la cueva Santimamiñe, ubicada cerca de este bosque.
A lo largo de este bosque se encuentran pinturas sobre los troncos de los árboles, en su mayoría pinos, con figuras geométricas, humanas y animales. Muchas de estas obras solo se pueden visualizar desde puntos determinados, desde donde las pinturas de los diferentes troncos forman una composición completa.
Son un total de 47 pinturas las que componen la obra de Agustín Ibarrola, las cuales dan vida a los árboles hasta el punto de sentirte observado por las coloridas figuras. Se trata de un espacio natural hermoso que parece que cuenta con vida propia gracias al arte que Ibarrola reflejó a lo largo de este entorno. El turismo de la zona era especialmente familiar, ya que a los peques disfrutaban especialmente al admirar estas originales obras mientras paseaban por su recorrido, como si estuvieran en un cuento de hadas.
La perspectiva: un factor importante en el bosque pintado de Oma
Como ya hemos comentado anteriormente, la perspectiva es un aspecto fundamental de esta obra. En este sentido, hay que tener en cuenta que era el visitante quien jugaba a construir y deformar las composiciones, dependiendo del lugar de observación que se eligiese ante cada pintura. De esta manera, existen múltiples opciones en función del ángulo desde el que se observan los trazos de los árboles.
Los colores y las formas pintadas sobre los troncos cilíndricos de los pinos generan un muralismo tridimensional mágico que no pasa desapercibido. Además, a lo largo del bosque se pueden apreciar flechas amarillas que indicaban el recorrido.

El Bosque de Oma en mal estado
Agustín Ibarrola pintó este bosque entre 1982 y 1985 cerca de su lugar de residencia. Desde entonces, han sido muchas las personas y familias que se han acercado a observar y disfrutar de su obra. Sin embargo, hoy en día ya no es posible. El efecto del paso del tiempo y la propia naturaleza han provocado que actualmente no se encuentre abierto al público.
Con el paso del tiempo, el bosque ha ido envejeciendo y perdiendo color, y las enfermedades que atacan a los pinos han hecho que pierda vida y luz. No obstante, estos no han sido los únicos factores que han alterado el bosque, ya que también se ha visto afectado por algunos ataques de grupos violentos movidos por diferentes ideologías políticas y la tala de muchos árboles realizada por el propietario del bosque. Todo ello ha provocado que actualmente solamente queden la mitad de los árboles.
El Bosque de Oma se traslada para mantener viva la esencia de Ibarrola
El bosque pintado de Oma, formado por 500 árboles que reflejan la obra de este autor, sufre una enfermedad que afecta en torno al 80% de los pinos, lo que ha obligado a buscar soluciones alternativas para salvar dicha obra. Para ello, han decidido trasladar las pinturas a otro bosque cercano, en el que pueden reproducir las obras y la esencia del artista para mantenerla viva.
Se pretende trasladar el concepto que Agustín Ibarrola creó años atrás. Para ello, en el proceso participará una comisión de expertos de Bellas Artes que será guiada bajo la dirección del hijo del artista, José Ibarrola.
La Diputación de Vizcaya ha expresado sus deseos de trasladar el bosque a otro lugar de la Reserva de la Biosfera, cerca de donde se encuentra el original. Sin embargo, a día de hoy la ubicación no está seleccionada. Se puede consultar la información en la página web oficial.
