Todos asociamos la ciudad de Casablanca al film homónimo en blanco en negro, con los actores de la época dorada de Hollywood dejándose seducir por el encanto de un Marruecos de entreguerras. Si bien a muchos les llama la ciudad por el romanticismo de la película, lo cierto es que Casablanca es una ciudad vibrante, con muchos secretos por descubrir que van más allá de las rutas guiadas por Casablanca.
¿Sabías que el Rick’s Café nunca existió? Casablanca se recreó y rodó en un estudio de Hollywood
Mercados bulliciosos, una ciudad histórica bien conservada, un entorno colonial que merece la pena descubrir, y una ciudad moderna dinámica, activa y con mucha vida. Todo esto y mucho más es Casablanca.
Qué ver en Casablanca: Principales monumentos que no te puedes perder
Nos encontramos en la ciudad más poblada de Marruecos. A pesar de que Rabat continua como la capital histórica, lo cierto es que Casablanca es el centro económico y comercial del país vecino.
La mezcla de historia y vida moderna cautiva a todo viajero que llega a la ciudad: en un mismo día puedes caminar por la antigua Medina, descubrir la espléndida arquitectura legada del protectorado francés o pasar una noche de fiesta en algunos de los espacios más chic del país o caminar por uno de los puertos comerciales más grandes de todo el norte de África.
¿Es una ciudad cara? No. Por suerte para el viajero, presenta opciones para todo tipo de planes. No obstante, sí que te recomendamos algunos sitios imprescindibles para ver en Casablanca.
La Gran Mezquita de Hassan II
Se trata de una de las últimas grandes mezquitas construidas como arquitectura faraónica. De hecho, resulta llamativo que el coste astronómico de este complejo religioso se costeó con aportaciones de los marroquíes. Se inauguró en 1993 por el entonces monarca Hassan II, padre del actual monarca alauí.

Con sus 200 metros, su minarete es a día de hoy el más alto del mundo. Es imposible postrarse a sus pies y no sentirse minúsculo. Su situación también es estratégica: entre la playa del puerto y la medina antigua. Y, si el exterior impresiona, caminar (siempre descalzos y con el pelo tapado si eres mujer) por su interior es como un viaje a la mezquita de Estambul: lujo y amplitud.
Un techo de madera de cedro que se abre -sí, se pueden ver las estrellas desde el interior-, estanques y jardines árabes, un magnífico patio interior, azulejos hermosamente decorados… Parece una recreación moderna de Las Mil y Una Noches con sus lámparas de cristal de Murano.
Como curiosidad de este monumento, en lo alto del minarete se instaló un rayo láser que marca siempre la dirección de La Meca para dirigir a los musulmanes en las cinco oraciones diarias.
La ciudad antigua de Casablanca
Casablanca mira al mar y, como buena ciudad portuaria, el centro histórico se encuentra próximo al puerto. La medina de Casablanca, que constituye el centro de la histórica ciudad, llama la atención del visitante, pero a los ojos de este se ve menos espectacular.
¿La razón? Su construcción moderna, ya que la medina antigua sucumbió en el terremoto de 1755. Eso sí, no te puedes perder el paseo por las murallas del siglo XVI. De entre las murallas surge la llamativa Torre del Reloj, y también algunas de las puertas que se conservan de acceso a la ciudad, como la de Bab Jédid, o la de de Bab Marrakech.
Dentro del espacio que ocupa la Medina de Casablanca, nos encontramos también con parte de su eclecticismo: aquí se levantan los hermosos santuarios de Sidi Kairouani o el de Sidi Bou Smara, que destaca por su cúpula.

Más próximos al puerto, el viajero se topa con el santuario Sidi Belyout y su pequeño cementerio, o la mezquita menor de Ould el Hamra, minimizada ante la presencia de la Gran Mezquita.
Asimismo, si se continúa el trayecto por la Medina, se llega a la zona de los Consulados, el área central que utilizaron en su momento las potencias colonizadoras -Francia y España-. Aquí, como testigo de quienes fueron destinados a ultramar, se levanta aún la iglesia de San Buenaventura.
Visitar la ciudad colonial de Casablanca
Precisamente de los últimos coletazos de la época de las colonizaciones ha adquirido Casablanca una parte importante de su imagen como destino turístico en Marruecos. Hasta 1975, Marruecos fue colonia de dos estados europeos: Francia, que mantenía toda la parte sur de Marruecos; y España, que era la potencia colonial asentada en la zona norte del país marroquí.
Aquí, la colonización atrajo las corrientes artísticas occidentales dominantes en cada etapa histórica. Así, en los últimos años del siglo XIX y principios del siglo XX, Casablanca fue uno de los puntos más importantes del protectorado francés. Y eso tuvo una traslación al modo de vida y a la arquitectura.

Entre sus calles, el viajero contemplará un espectáculo único: en la zona aún histórica, se elevan numerosos edificios neoclásicos, al estilo Art Decó, sin perder, eso sí, la esencia morisca.
Un ejemplo de esta mezcla de estilos se puede apreciar entre el Boulevard Mohamed VI o el Bouleverd Mohamed V: kilómetros de edificios novecentistas, hoy poblados de comercios. Para muchos, es la zona más bonita de Casablanca.
No te puedes perder en la ciudad colonial…
La Plaza de las Naciones está considerada el centro de la actividad de toda la ciudad. Aquí, además de los millones de turistas que pasan cada año por esta ciudad marroquí, encontrarás un buen entorno en el que pasear seguro.

El Parque de la Liga Árabe, un auténtico pulmón en la ciudad, que tiene en su cima uno de los monumentos que merece la pena ver en Casablanca: la Catedral del Sagrado Corazón, un edificio modernista, que a día de hoy se utiliza como sede para actividades culturales de todo tipo.
La nueva Casablanca
Después de maravillarse con los vestigios de la Casablanca antigua y moderna, es momento de hacer una parada en la parte más nueva y dinámica de la ciudad. Si en la medina nos encontramos con puestos de artesanía, aquí nos damos de frente con el auténtico espíritu cosmopolita de la ciudad.
Este distrito, que recibe el nombre de Mers Sultan, se ubica detrás del palacio real, un edificio singular en cuanto a estilo que merece la pena ver en Casablanca. ¿La razón? Su particular estilo, a medio camino entre la tradición musulmana y la modernidad. Este particular estilo se ha trasladado a la nueva medina, donde podrás encontrar casi cualquier producto de artesanía (ya sea algo de cerámica, o cuero o especias).

En la zona, si eres de los que no perdona ir a los centros comerciales, tienes diversos puntos de información sobre cuáles son los horarios y actividades de cada uno de los centros comerciales y comercios tradicionales que conviven en sus calles.
Aquí puedes ver también edificos más antiguos como la mezquita de Al Mohamedi Moulay Youssef, más sencilla que las anteriormente citada pero bella en su simplicidad. Y, por supuesto, no puedes dejar de pasear por los bellos jardines de Harbous.
La Corniche de Aïn Diab
Casablanca dispone de uno de los mayores puertos de norte de África, el paseo marítimo de La Corniche de Aïn Diab, repleto de salones para mujeres y hombres.
Maarif Gautier y la Colina de Anfa
Si eres de los que le gusta rodearse de buen ambiente, Casablanca guarda entre sus calles algunas de las área más chic como el Boulevar de Anfa, zona de espacimiento de la juventud y donde se concentran las zonas preferidas por los jóvenes y las empresas de tecnología.
Por su parte, la colina de Anfa guarda una de las vistas más espléndidas de la ciudad, con el mar y la ciudad a sus pies.
La mejor época para viajar a Casablanca
¿Cuál es el mejor momento para planificar un viaje a Casablanca? Al igual que ocurre con Rabat, Fez o Marrakech, la mejor época para conocer Casablanca es la primavera o el otoño.
Si bien puedes viajar a Marruecos en cualquier fecha del año, lo cierto es que el calor del verano lo convierte en un destino poco demandado en esta época; primavera y otoño coinciden con días más largos y una temperatura ideal para hacer turismo.
Por último, recordarte que en Marruecos la moneda oficial es el dirham, por lo que tendrás que hacer el cambio de moneda antes de viajar a Casablanca.