Marrakech es una de las ciudades más importantes de Marruecos. Músicas, colores, aromas… Visitarla supone vivir una experiencia única, donde todos los sentidos entrarán en juego. Cada vez son más las personas que escogen Marrakech como destino, esto ha provocado que a lo largo de los últimos años la ciudad haya visto crecer el número de turistas. ¿Te animas a ser uno de ellos?
Marrakech barrio a barrio
La ciudad de Marrakech se divide en ocho barrios o zonas de interés turístico: la plaza Jamaa el Fna, el Mellah, la Kasbah, el norte de la Medina, Bab Doukkala, Gueliz, el Hivernage y el Palmeral. Cada una de estas zonas o barrios tiene su encanto y su esencia. Recorrerlos y verlos en primera persona es la única manera de conocer esta maravillosa ciudad de Marruecos.
Plaza Jamaa el Fna
El corazón de la Medina es la plaza Jamaa el Fna. En el año 2001 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO. Esta plaza es un lugar de intercambios comerciales, espectáculos, música, acrobacias, encantadores de serpientes, poesía… Tanto de día como de noche, la plaza está viva.
La plaza Jamaa el Fna está situada en la misma entrada de la Medina, tiene una forma triangular y está rodeada de restaurantes, tiendas, hoteles y edificios públicos. Es una especie de punto de encuentro para los habitantes de la ciudad y ahora también es un punto de gran interés turístico.
Muy cerca de la plaza se encuentra el Zoco. Este laberinto de callejuelas está lleno de tiendas y algún puesto de comida. Aquí es muy común regatear con el vendedor y luchar por ese precio que consideres justo. En el Zoco puede encontrarse de todo, desde los típicos farolillos de metal, hasta chilabas y juegos de té.

El Mellah
El Mellah es el antiguo barrio judío de Marrakech. El palacio Bahía, el museo Dar Si Said y el museo Tiskiwin son algunas de las joyas que pueden encontrarse aquí, cargadas de historia y patrimonio de su pueblo. También se encuentra en este barrio la plaza Rahba Kedima, que fue un antiguo mercado de esclavos pero hoy es una bonita plaza con aroma a especias de todo tipo.
Paseando por Mellah pueden descubrirse sinagogas y cementerios judíos. Ni más ni menos que durante 2500 años ha habido presencia judía en Marrakech, siendo Mellah el barrio en el que vivían en comunidad. Y esa esencia, se nota.
La Kasbah
En este barrio se encuentra una de las joyas artísticas más imponentes de Marrakech, la puerta Bab Agnaou. La muralla de la Medina tiene un total de 19 puertas, pero esta es, sin duda, la más bonita de todas.
En este barrio se respira la presencia de la dinastía saadí, que gobernó la ciudad durante dos siglos, del XIV al XVI, a través de las numerosas tumbas. La mezquita de la Kasbah y el palacio Badii son dos puntos imprescindibles en este barrio.
El norte de la Medina
En el norte de la Medina es donde se encuentran la mayoría de monumentos históricos de la ciudad, siendo el museo de Marrakech, la madraza de Ben Youssef y la cúpula almorávide los más destacables.
Si se dispone de tiempo, también es muy recomendable pasear por sus calles y contemplar sus emblemáticas fuentes: la de Mouassine, la de Chrob y la de Chouf. Durante años, estas fuentes sirvieron como principal suministro de agua potable a sus habitantes.
Bab Doukkala
Bab Doukkala es famoso por su mercado matinal. Ideal para encontrar productos frescos, mezclarse entre la gente y sentirse parte de Marrakech. Aquí mismo, en el 2005, se construyeron siete torres fuera de las murallas para homenajear a los siete santos que velan por la ciudad ocre. Justo aquí, además, se encuentra el cruce entre la antigua y la nueva ciudad de Gueliz.

Gueliz
Aunque todo el mundo diga que la auténtica esencia de la ciudad se encuentra en la Medina, que es la parte más tradicional, Gueliz, con toda su modernidad, también tiene un trocito de esa esencia que queremos encontrar cuando viajamos a Marrakech. Gueliz es una ciudad del siglo XXI. De hecho, el barrio fue construido en el 1913 siendo el primero situado fuera de las murallas de la ciudad. Grandes avenidas y otras más estrechas con unos edificios que han intentado respetar la arquitectura originaria, así es Gueliz. Muchas sedes de instituciones y empresas se han instalado aquí, también hay mucha actividad cultural y numerosos cafés y tiendas.
El Hivernage y el Palmeral
El Hivernage está situado al sur de Gueliz y es, básicamente, un barrio residencial. Los hoteles más grandes se construyeron aquí con el objetivo de aumentar, durante los años 30, el número de turistas. También hay un casino y varios locales de fiesta. Y el Palmeral es zona hotelera. La diferencia más destacable, respecto al barrio de Hivernage, es que posee 13000 hectáreas con aproximadamente unas 150000 palmeras. Ideal para pasear y perderse entre ellos.
Cerca del Palmeral están los jardines Majorelle, considerados los más bonitos de la ciudad. Estos jardines botánicos fueron diseñados por el artista francés Jacques Majorelle y adquiridos posteriormente por Yves Saint Laurent. Relajarse entre especies de todo el mundo es todo un lujo.
El riad, un alojamiento diferente
Alojarse en un riad es toda una experiencia. Riad significa jardín en árabe. Estos alojamientos tienen un patio interior alrededor del cual están distribuidas las habitaciones y también algunas zonas comunes. Este patio interior suele ser uno de los encantos principales del alojamiento, que normalmente tiene mosaicos, plantas y alguna fuente.

El riad suele ser más pequeño que un hotel común. De hecho, los riad más tradicionales suelen tener una media de cinco habitaciones. Suelen ser viviendas reconvertidas en alojamientos para turistas. El trato entre el personal y el cliente suele ser más cercano, más familiar.
Obviamente también hay riads de lujo con instalaciones que, a veces, se separan un poco de la auténtica esencia marroquí. No por eso dejan de ser toda una experiencia.
La gastronomía en Marrakech
Nadie puede irse de Marrakech sin haber probado los tajines. El plato consiste en un estofado de pollo o de cordero servido en un recipiente de barro en forma de cono. A este recipiente se le conoce como tajín. La carne va acompañada de patatas y verduras.
El cuscús es otro plato estrella. Solía ser el desayuno de los viernes, pero hoy en día se puede encontrar cualquier día de la semana y en cualquier momento del día. Este plato se prepara con sémola hervida y suele acompañar a la carne.
Los koftas, una especie de albóndigas, también hay que probarlos. Esta carne, cocinada con especias, puede encontrarse también en forma de hamburguesa, pincho moruno o acompañada de verduras. Muchos puestos callejeros ofrecen este plato tan típico. Es una especie de fast food.
La sopa harira, otro plato muy común dentro de la gastronomía marroquí, se hace con carne, tomate y legumbres. Como es una sopa muy nutritiva, además de deliciosa, suele prepararse por las noches durante la época de Ramadán. A pesar de esto, puede encontrarse en cualquier momento del año sin problemas. Puede acompañarse de dátiles, higos u otros alimentos típicos de Marrakech. La combinación es exquisita.
Y, por último, el méchoui. El cordero es un animal muy valorado en este país, por este motivo no puede faltar un plato que lo contenga. El cordero se prepara a la brasa entero mientras se unta con salsa harissa (un poco picante) para que no se seque. Marrakech es el mejor lugar para degustarlo. ¡Y se come con las manos! Puede acompañarse de cuscús, almendras o ciruelas.
Las especias son rasgo muy característico de los platos marroquíes. Todos contienen bastantes mezclas de ellas, como canela, anís, jengibre, pimentón, cilantro, sésamo… Cualquier plato, tendrá especias. Al principio puede resultar demasiado cargante pero, al final, el aroma y sabor son estupendos.

Consejos antes de viajar a Marrakech
- Contrata a un guía si crees que vas a sentirte un poco perdido. Pero cuidado con la gente que se ofrezca a hacerte de guía en plena calle.
- Ten reservado el traslado desde el aeropuerto.
- Cuidado con los taxis ilegales. Son fácilmente identificables porque no tienen taxímetro.
- Sé respetuoso con los demás. Quizá hay algo de su forma de hacer o pensar que no te guste, pero cuando viajas a un país extranjero debes ser respetuoso con esas costumbres.
- Aprende a regatear.
- Cuidado con el agua y el hielo. El cambio de agua puede provocar problemas estomacales. Bebe agua embotellada.
- Y como en cualquier otro lugar del mundo: ¡Cuidado con tus pertenencias!
En definitiva, Marrakech es una ciudad muy especial. Monumentos espectaculares y llenos de historia, mercados tradicionales, unos platos para chuparse los dedos y unos alojamientos que son una auténtica experiencia. Viajar a Marruecos, y especialmente a Marrakech, es dejar atrás totalmente el mundo occidental. Es conocer otra cultura, otro estilo de vida, otra manera de pensar y otro mundo. ¡Anímate!