Los Charcos de Quesa son un destino alternativo para visitar en una escapada. En la Comunidad Valenciana y en medio de la naturaleza, estas preciosas piscinas o pozas naturales del río Grande rodeadas de montañas son capaces de conquistar a cualquiera. Si estás buscando un próximo destino para un fin de semana, te recomendamos que consideres acercarte a Quesa y disfrutar de sus piscinas naturales, el principal atractivo del lugar.
Los Charcos de Quesa
Los Charcos de Quesa son un conjunto de piscinas o pozos naturales del Río Grande, en Valencia. Pertenecen al municipio de Quesa, a unos 7 kilómetros del núcleo urbano. Para acceder a este bonito paisaje puedes hacerlo en vehículo propio y también en bicicleta, a través de un camino fácil y perfectamente señalizado. El conjunto de los Charcos de Quesa está formado por 4 piscinas: Charco de la Horteta, de las Fuentes, la Bañera y el Charco del Chorro; este último llamado así por la cascada de gran magnitud que desciende por el charco. Cada una de estas piscinas presenta diferente profundidad y tamaño y se localizan en un estrechamiento del río Grande.
El pequeño municipio al que pertenecen los charcos está habitado por 700 personas y se localiza en la comarca del Canal de Navarrés. Los Charcos de Quesa son el mayor atractivo de la zona, muy concurrido por los lugareños y desconocido para los turistas. A pesar de que Quesa no es muy conocido, te contamos que forma parte de la llamada Red Natura 2000, una red europea que fue creada para garantizar la conservación de la biodiversidad de la zona; además, fue declarado Zona Zepa (sitio de protección para las aves) y Zona Lic (lugar de importancia comunitaria). Se distingue con este último a los sitios que albergan distintos tipos de hábitat natural o especies de valor especial.

Pero hagamos un breve recorrido por estas preciosas piscinas naturales. Nosotros te sugerimos empezar por la de la Horteta, perfectamente visible desde una altura considerable; te recomendamos tengas precaución porque, en caso de caída desde la parte superior, podrías sufrir lesiones importantes. Los caminos son estables e ideales para recorrerlos con niños, pero no te olvides de llevar calzado apropiado y suficiente agua. Si dejas atrás la Horteta, accedes a los charcos de las Fuentes y la Bañera y más allá se encuentra el del Chorro. Este es el más grande de todos, nosotros consideramos que el más majestuoso.
Si sigues el curso del río desde Charco del Chorro, podrás llegar a Abrigo de Voro, asentamiento de importantes pinturas rupestres. Estas pinturas pertenecen al llamado arte levantino y son un conjunto de medio centenar de pinturas dentro de las que destacan los 4 arqueros; se cree que estos están alineados en forma de danza ritual. Abrigo de Voro tiene 20 metros de largo, pero debemos advertirte que desde los Charcos de Quesa son unas 3 o 4 horas en ir y volver. El camino es apto para caminar y se puede disfrutar de las vistas, pero ve bien equipado para una ruta de esa distancia.
Los Charcos de Quesa están muy bien equipados para las visitas. Tiene un parking (con capacidad para unos 20 vehículos, aproximadamente), zona para acceso a personas con discapacidad y aseos. Además, cuentan con un área de juegos para los niños y un área recreativa con fuentes y mesas. Durante los meses de verano, que es cuando más visitas reciben estas piscinas naturales, hay que pagar una Ecotasa. Esta tarifa se utiliza para el el mantenimiento y limpieza del paraje y es de 1 euro por persona, 2 euros por vehículo y los niños hasta los 10 años están exentos de pagar.