Son muchas las personas que adoran el calor y que, en los meses de invierno, cuentan desesperadamente los días que quedan para que llegue el verano con el fin de disfrutar de la playa, de los baños en el mar y de todas las ventajas que el sol proporciona. Pero para gustos los colores: por ello existen también multitud de personas que son amantes del frío, de los paisajes invernales, de la nieve e, incluso, de los rincones que se visten de hielo en los días más fríos del año. Si formas parte de este último grupo sigue leyendo este artículo, en el que te describimos las ciudades más frías de Europa.
Las ciudades más frías de Europa
Si eres de esos a los que les encantan los días en los que el frío se adueña del paisaje, a continuación te describimos las ciudades más frías de Europa. De este modo, podrás organizar un precioso viaje en el que disfrutar, no solo de las imágenes que regala el invierno, sino también de rincones extraordinarios del continente europeo.
Helsinki
Helsinki es la capital de Finlandia. Se trata de una de las ciudades más frías de Europa con una temperatura media anual de 5 grados. Ahora, en invierno llega a situarse cerca de los tres grados bajo cero y su mínimo histórico es de -34ºC.
Situada cerca del mar Báltico, Helsinki es la segunda capital más al norte del mundo. Principalmente, se caracteriza por su arquitectura funcional y una mezcla particular de elementos orientales y occidentales. Si eres amante del frío, no dudes en comprar tu billete para enamorarte de este precioso lugar.
Estocolmo

Estocolmo es la capital de Suecia y también sufre las inclemencias del tiempo nórdico. Ahora, cabe destacar que sus fríos inviernos son algo más suaves que en otras ciudades de esas latitudes.
La temperatura media anual es de 6 ºC y en invierno es de 0 grados, aunque muy a menudo se sitúa en números negativos. La oferta de atracciones, museos y eventos culturales de Estocolmo es muy variada y en ella se combinan la belleza natural y la urbana. No pierdas la oportunidad de viajar hasta este bonito lugar si no temes sus bajas temperaturas. Te cautivará.
Oslo
Oslo es la capital de Noruega. Combina un carácter de provincias con precios muy altos y edificios modernos, pero aún así es un lugar muy atractivo para el turismo. En invierno la temperatura oscila entre 1 y -5 grados, mientras que en verano la media es de unos 15 ºC.
Rovaniemi
Rovaniemi se encuentra en la parte septentrional de Finlandia. Podemos decir que es uno de los rincones más especiales del continente europeo, pues es la capital de la provincia de Laponia, es decir, el hogar de Santa Claus. Dicho lo anterior, nos podemos hacer una idea de la climatología que allí nos espera.
Es más, en esta ciudad, se encuentra la Santa Claus Village, considerada como la residencia oficial de Papá Noel y donde se puede ir a conocerlo, enviarle una carta desde su oficina de correos o dar un paseo. Al encontrarse tan al norte, en Rovaniemi podemos disfrutar de 183 días de nieve al año y del sol de medianoche (debido a la inclinación de la tierra no anochece completamente). La temperatura media en esta ciudad es de 0,2 grados y se ha llegado a registrar una mínima de menos 45 grados. ¿Estás dispuesto a conocer la magia? Recuerda apuntar entre tus viajes imprescindibles la ciudad de Rovaniemi.
Minsk

Reconocida por su gente amigable, sus calles siempre limpias y sus frondosos parques. Uno de beneficios de Minsk es la falta de turistas abarrotando las calles, a pesar de que hay mucha oferta cultural.
Entre las actividades más recomendables se encuentra comprar una entrada para la ópera o el ballet a un precio mucho menor que en la mayoría de las ciudades en Europa. A los bielorrusos les encanta bailar, así que asegúrate de visitar una discoteca y ponerte tus zapatos de baile en una de las ciudades más frías de Europa. En ella se han llegado a registrar temperaturas de -40 grados.
Bucarest
Bucarest puede ser una de las ciudades más frías de Europa en invierno, pero cuando llega la primavera, se descongela por completo convirtiéndola en un destino muy popular para realizar una bonita escapada.
Conocida como «El pequeño París», seguramente encontrarás precios mucho menores que en la capital francesa. Asimismo, Bucarest ofrece una mezcla intrigante de arquitectura neoclásica, románica y la imposición de edificios de la época comunista.
Vilna
La capital lituana ha sido testigo de cómo ha aumentado su popularidad después de su reinado como Capital Europea de la Cultura en 2009. Principalmente, está bien valorada para escapadas de fin de semana en invierno.
Entre las actividades más destacadas en el lugar, se encuentran un pequeño paseo fuera de la ciudad en motos de nieve a alta velocidad a través de campos nevados y caminos forestales; explorar la vida nocturna de una de las ciudades más frías de Europa; y conocer gente en una de las muchas discotecas del casco antiguo.
Tallin

Otra de las ciudades más frías de Europa es Tallin. Este lugar da la bienvenida a los turistas invernales entre edificios antiguos que te trasladan a la época medieval y vestido con un traje blanco durante los meses más fríos del año.
Podrás agarrar tus patines y deslizarte por la pista de hielo al aire libre. Cuando tengas frío podrás superarlo con un vino caliente con especias en uno de sus acogedores cafés.
Varsovia
Es uno de los lugares favoritos para los amantes de la cultura en Europa. Varsovia tiene casi todo a mitad de precio, en comparación con otras ciudades europeas. Elogiada por su tamaño compacto, Varsovia tiene una excelente selección de museos, galerías y lugares Patrimonio de la Humanidad.
Entre los rincones más especiales de la zona, se encuentran la Plaza del Mercado y la del Castillo, y el Palacio de la Cultura y las Ciencias.
Moscú
Se trata de una ciudad que presume de un invierno duro. La temperatura media durante los meses más fríos se sitúa en -7.67ºC, aunque puntualmente pueden alcanzar extremos de -30ºC. Hay que recalcar que aquí el invierno dura mucho más que para el resto de los mortales y es que se alarga hasta 5 meses, de noviembre a marzo.
El invierno ruso es históricamente famoso por ganarle la batalla al mismísimo Napoleón Bonaparte, cuando éste se dirigía hacia Moscú en 1812, o por arrasar las tropas de Hitler en 1941.