Aunque hay ocasiones en las que no nos paramos a pensar en el valor de aquellas zonas que tenemos a nuestro alrededor, en este artículo haremos valer la Ruta del Bosque de los Espejos. Se trata de un camino circular que recorre tres de los pueblos más bonitos que podemos encontrar en Salamanca, concretamente, en la Sierra de Francia. Estos son Las Casas del Conde, San Martín del Castañar y Sequeros.
La Ruta del Bosque de los Espejos
Cuando pensamos en hacer una ruta, imaginamos una forma de hacer deporte, de pasear por la naturaleza y de encontrar una calma que las grandes ciudades no nos dan. Ahora, la Ruta del Bosque de los Espejos no es un camino más. Se trata de un trayecto que nos invita a formar parte de un cuento. Esto se debe, no solo a la magia del color de la naturaleza, de la grandeza de las montañas o del viento que nos regala olores indescriptibles, sino también a todos los elementos que nos encontramos en él.
Por ejemplo, en este lugar los árboles cobran vida gracias al artista caseño Amador Hernández, quien encuentra una belleza e historias infinitas donde otros solo ven madera. Pero así funciona la magia, a base de un toque de varita que otros despiertan sin que nosotros nos demos cuenta.
Un lugar de cuento
Asimismo, como si de la historia de «Alicia en el País de las Maravillas» se tratase, en esta ruta se pueden encontrar puertas en medio del campo. También lechuzas inmortales que observan cada uno de nuestros pasos o espejos que nos recuerdan quiénes somos a lo largo del camino.
El musgo abriga las piedras a lo largo de todos los meses del año y las hojas caen sobre la tierra como si se tratasen de las migas que Hansel y Gretel lanzaban sobre el asfalto para poder regresar a casa con mayor facilidad. Pero lo último que pensamos al hacer este trayecto es en volver. Las ganas de descubrir, de observar y de adentrarse en este nuevo mundo aumentan con cada metro que avanzamos. Y es que a todos nos gusta creer que se pueden cumplir los sueños imposibles y alejarnos del mundo real durante, al menos, los nueve kilómetros que mide el trayecto. Y, en este lugar, estos deseos pueden hacerse realidad.
Tres pueblos unidos por la senda
Como ya hemos mencionado anteriormente, son tres los pueblos que están unidos a través de este camino. Son Las Casas del Conde, San Martín del Castañar y Sequeros. La Ruta puede comenzarse por cualquiera de ellos.
Las Casas del Conde

A pesar de que se trata de un pueblo aún muy desconocido, es una localidad que nada tiene que envidiar a otras más turísticas. Si algo nos regala Las Casas del Conde son paisajes extraordinarios a lo largo de todo su recorrido. El sonido del Río Francia nos acompaña en muchas zonas del pueblo y la iglesia de Santa Catalina y la ermita del Humilladero conquistan a todos sus visitantes. Además, una visita obligada es al Calvario del municipio. Las tres cruces se encuentran rodeadas de castaños, robles y olivos. Sin duda, un lugar que cautivará tanto a creyentes como a no creyentes.
Por supuesto, no podemos dejar de visitar el Bar Las Escuelas, llamado así porque se trataba del antiguo colegio del lugar. Ahora, este local remodelado es capaz de trasladarnos incluso a Valencia, con la degustación de exquisitas paellas. También podemos deleitarnos con otros pinchos que nos ayudarán a reponer fuerzas entre tramo y tramo del trayecto.
San Martín del Castañar
Si hay un lugar que enamora nada más entrar en él es San Martín del Castañar. Ante todo presume de mantener la arquitectura serrana a lo largo de sus calles, calles irregulares que se entrelazan como si de un laberinto se tratase.
El río cruza la localidad, convirtiéndose en el foco de los turistas durante el verano. Además, junto a él, ya sea por la tarde o por la noche, ciudadanos y forasteros pueden disfrutar del tan conocido chiringuito. Este local puede llegar a regalar momentos únicos a través de encuentros entre amigos o, incluso, musicales.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de su castillo, del siglo XV, en cuyo interior se encuentra el Centro de Interpretación de la Reserva de Biosfera de la Sierra de Francia y Béjar. Este lugar nos ayudará a entender mejor el paisaje que nos rodea, su fauna, su flora y sus costumbres. Además, acoge exposiciones de artistas tan importantes como Ramón Anteportalatina o Rosa Gómez.
Sequeros

Por último, Sequeros. Es otra de las localidades más mágicas de la Sierra de Francia. Sus calles, fieles también a la arquitectura serrana, guardan cientos de historias cuyos protagonistas son los ciudadanos del lugar.
Si hay algo que envidiar respecto a este pueblo es la cultura que transmite. Actividades como música, obras de teatro, cuentacuentos, cine… se desarrollan en el Teatro Léon Felipe del municipio. El objetivo es la lucha por la dinamización social, cultural, económica y educativa del mundo rural.
En Sequeros podemos ver también la Parroquia de la Virgen del Robledo o la plaza del Altozano. Aunque no podemos olvidarnos del Mirador, desde el cual seremos testigos de las grandes maravillas que se encuentran alrededor.